Por: Richard Moreno Bustos
La pequeña agricultura es el grupo económico del departamento de Ancash que menos atención ha recibido por parte del estado en un buen tramo de nuestra historia economica regional, sea implementando políticas públicas o desarrollando inversiones importantes que la promuevan. Aquí, las actividades agropecuarias representan apenas el 7% del Producto Bruto Interno departamental (PBI), sin embargo a ella se dedica el 49% de las personas con trabajo (PEA ocupada), es decir, que la productividad de aquel segmento económico es bastante bajo y sin embargo sustenta prácticamente a la mitad de quienes tienen algún empleo en la región.
A las características mencionadas, se suma que el 91% de la producción de la pequeña agricultura ancashina tiene como principal destino el autoconsumo, mientras la mirada del estado se ha sesgado a ver proyectos e iniciativas de atención a la, no menos importante, agroexportación (Caso P.E. Chinecas).
Es por ello, que la ausencia de políticas públicas nacionales, regionales y hasta locales para atender el sector que produce alimentos, se refleja desde los diferentes niveles de gobierno, en el presupuesto de apertura (PIA 2010) cuya programación para la pequeña agricultura ancashina llega al 14%; más aún, si vemos la asignación presupuestal para inversión desde el Gobierno Regional de Ancash que a inicios de año apenas llega al 1% de su presupuesto general.
Estos comportamientos se vislumbran en un escenario donde el nivel de “desnutrición crónica” es de 23.5% en el 2009 y que como meta al 2014 las instituciones de la Mesa de Concertación de Lucha Contra la Pobreza buscan reducirla a menos del 15%. Además, es bueno resaltar que la administración pública tiene una coyuntura especial desde hace varios años: percibe ingresos importantes derivados de la renta que capta el estado, sobre todo en razón de las extraordinarias utilidades obtenidas por empresas Mineras como Antamina y Barrick, y que se convierten en una verdadera oportunidad para financiar la solución de los problemas de alimentación, empleo y pobreza representada por la pequeña agricultura.
Pero esta actividad siendo propia y tradicional del territorio, parece estar “maldecida históricamente” con el abandono de la intervención pública y privada, sobre todo en un contexto donde una crisis mundial de alimentos se hace cada vez más evidente. Tal parece que sólo “Gaston Acurio” ve con buenos ojos encadenar esfuerzos para darle mayor valor a nuestra pequeña producción agraria.
Al ensayar una estimación de los fondos disponibles para inversión en las diferentes instituciones del departamento durante el 2010, aproximamos en S/. 3,700 millones dichos recursos, de los cuales una parte podría orientarse a fortalecer del aparato productivo regional, pero en una lógica "seria" de “política regional” para el desarrollo del sector rural.